Reconocimiento emocional
Los estudios académicos efectuados hasta la fecha marcan una clara posición de ventaja del género femenino frente al reconocimiento emocional, es decir las mujeres tienen mayor precisión en identificar emociones ajenas, siendo una constante en estudios de diferentes países.
En sensibilidad emocional empática, se ha podido también constatar que si se entrena en el reconocimiento de emociones se tienen importantes avances en dicha competencia.
La sociedad tiene el rol masculino con una visión de que el mundo emocional es algo a ignorar y planteado como una debilidad, aunque el desarrollo de competencias que cada vez más exige el mundo laboral y las relaciones personales más igualitarias, no son posibles sin tener una buena gestión de nuestras emocionalidades. Esta faceta es la que más lejos queda de las inteligencias artificiales que son capaces de interpretar emociones ajenas y de empatizar, es decir trasmitir un mensaje emocional coherente con el interlocutor, aunque vacío de experiencia y consciencia emocional.
No estoy de acuerdo en la asignación tradicional de papeles entre géneros, donde a la mujer se la carga con el cuidado de enfermos, ancianos y la educación de los hijos, ya que la consecuencia es un mercado injusto que limita el desarrollo personal y profesional de las mujeres, aunque no se acostumbra a contrapesar en que las aporta mayor empatía, mejor competencia comunicativa y mayor capacidad de vivir con plenitud. Es imprescindible que el comportamiento y actitud social en el mundo profesional cambie de ser un hombre con tacones a aportar la riqueza del mundo femenino, ya que no hay camino en que se avance a costa de menospreciar a nuestras madres, hermanas o compañeras.
Me pregunto que efecto tiene la atención de los bebes en la ganancia de competencia en reconocer estados anímicos complejos, me explico, el bebe no habla por lo que toda su comunicación es no verbal, hay muchos intercambios de gestos entre madre e hijo, pero además cuando llora la madre dice si es por el dolor de la salida de los dientes o porque tiene sueño o porque esta incómodo con los pañales sucios o cualquier otra variedad que la mayoría de los hombres no sabría diferenciar. Esta capacidad de interpretación que está entre el aprendizaje y lo que llamamos intuición mejora la gestión de la incertidumbre, y aporta ventaja a nivel social. Saber cómo se encuentra nuestro interlocutor a este nivel interno hace que se pueda adecuar el mensaje a emitir haciéndolo más próximo y congruente emocionalmente.
Creo que la distancia entre géneros no debe de ser tan evidente entre mujeres que no han tenido la experiencia de la maternidad o hombres que tengan un entrenamiento en el reconocimiento emocional. Además la aparición de familias en las que los hombres adoptan roles que hasta ahora recaían en las mujeres, hace que tenga la duda de cuáles serían los resultados confrontando estos perfiles con el fin de contrastar cuanto pesa el entrenamiento de la competencia frente al género.
Mi opinión es que no hay diferencias significativas neuronales en las potencialidades de competencias y al igual que es el deporte lo que hace músculo, es la práctica, el trabajo y la disciplina lo que marca la diferencia competencial, siendo el género un factor marginal.
Los estudios de emociones se suelen basar en los del Dr. Paul Ekman que describió siete emociones básicas (alegría, ira, asco, desprecio, tristeza, sorpresa, miedo) como universales y hereditarias. Actualmente sigue siendo la teoría más aceptada, aunque hay otras posibles que perfilan o contrastan con la misma y cuando dejemos cierto nivel de rigidez científica quizás descubramos que en la complejidad de nuestro cerebro puede tener cabida de forma simultánea varias teorías aparentemente contrapuestas, no obstante creo que la teoría del Dr. Paul Ekman es útil por su sencillez y conjuntamente al descubrimiento de la plasticidad neuronal, abre la posibilidad de entrenar emociones con el efecto que esto tiene sobre el comportamiento. En este sentido la meditación que se podría de forma inexacta decir que es el entrenamiento de la compasión, es un método conocido sobre todo en las culturas orientales que activa el control sobre las emociones.
Las inteligencias artificiales están avanzando en su capacidad de relación social con algoritmos cada vez más sofisticados y tendremos que aprender a convivir con estas ayudas como parte de nuestras vidas. La sociedad actual y su falta de medida con las tecnologías hace que las personas tengamos tendencia a una especie de sociopatía o autismo inducido que aproximará este tipo de inteligencias con nuestras mermadas necesidades futuras. Los humanos tenemos la “virtud” de encontrar las peores aplicaciones de los mejores descubrimientos, pero al haber estado vinculado con la tecnología a nivel profesional cerca de cuatro décadas siempre tengo la esperanza de que acabemos por racionalizar este empacho que hace que si comparamos los últimos 150 años con el resto de nuestra historia de la sensación de haber estado parados y que en la actualidad las novedades se sucedan sin tiempo para contextualizarlas.
Me gustaría que estas líneas sirvan de reflexión e inspiración a alguna investigación y nos puedan sacar de las dudas planteadas, así como para ser conscientes de que las emocionalidades tienen un gran peso e importancia en nuestras vidas en las que aunque nos guíe la racionalidad, en la parte final de la toma de decisiones, las emociones tienen mayor importancia de la percibida.
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