93% de la comunicación es NO verbal, es MENTIRA

Albert Mehrabian  actualmente profesor emérito en Psicología de la universidad de UCLA, es conocido por sus publicaciones sobre la importancia relativa del peso de la comunicación verbal y no verbal. Sus conclusiones sobre sus estudios de campo en relación a sentimientos y actitudes se han malinterpretado y repiten como un mantra la famosa regla del 7%-38%-55% sin que se sepa muy bien con que se corresponde. En este punto puedo asegurar que se pueden encontrar muchos libros sobre comunicación no verbal de supuestos “expertos” con interpretaciones erróneas sobre estos estudios que se corresponden con la copia indiscriminada de información sin comprobar la fuente.

Aunque el papel aguante todo, creo que sería conveniente que se abandone la venta de humo y los expertos en el copiar y pegar, dejen de producir panfletos poco rigurosos que provocan que todo el estudio científico que hay detrás de este campo quede oculto detrás del show personal mediático.

Mehrabian llega a las conclusiones de que hay tres aspectos en la comunicación a los que atender (palabras –verbal-, tono de voz –paralingüística-, expresión facial) y que los aspectos no verbales cobran especial importancia cuando la comunicación tiene un alto contenido emocional y particularmente si entran en conflicto con los verbales, es decir si se pierde la congruencia entre ambos canales.

Las comunicaciones como presentaciones, conferencias, formaciones, etc. pueden presentar niveles de comunicación emocional menores, debido a su automatización y los pesos variarían dando un mapa diferente al estudiado. Un ejemplo válido y coherente al estudio es cuando en una situación de enfrentamiento entre dos personas, una verbaliza “Yo no tengo nada en contra suyo”, pero evita el contacto visual, muestra señales de ira, se le ve ansioso, tiene un lenguaje corporal cerrado, sube el tono de voz, tensa su musculatura, … Evidentemente por un lado tenemos un mensaje verbal y por el otro innumerables mensajes no verbales que marcan otra dirección, y nos decantamos por la alternativa más relevante en cuanto a la cantidad de indicadores, es decir, si llegamos a un cruce y vemos varias señalizaciones que nos indican que la ciudad a que nos dirigimos esta hacia la derecha y una sola señal marca hacia la izquierda, ¿Qué camino tomaríamos? La respuesta más racional sería ir hacia la derecha, lo digo porque creo que estos procesos que son evolutivos hacen evaluaciones estadísticas bayesianas de forma inconsciente en base a nuestro conocimiento heredado como especie, aunque tengamos la percepción de que son intuiciones sin fundamento.

Me pregunto si el mensaje hubiera sido totalmente congruente entre la parte verbal y la no verbal, salvo en un marcado gesto de ira, el análisis de este elemento no verbal de forma individual ¿cómo habría afectado a las conclusiones?

Este “7%-38%-55%” ha sido excesivamente interpretado de tal manera, que en cualquier situación de comunicación, el significado de un mensaje era transportado en su mayoría por las señales no verbales, no por el significado de las palabras. Esta generalización de las condiciones inicialmente muy específicas en sus experimentos es el error común hecho con respecto a la regla de Mehrabian y que el mismo en su web intenta subsanar especificando el alcance de sus estudios.

Además desde el punto de vista científico se presentan otros problemas en los estudios realizados:

El primer estudio comparó la importancia relativa del significado semántico de la palabra con el tono de voz y descubrió que éste era mucho más influyente. 

El segundo estudio aborda las expresiones faciales (se muestran en las fotografías en blanco y negro) y el tono de voz (se oye en grabación), encontrando que las contribuciones relativas de los dos canales de comunicación tuvieron la relación de proporción 3:2, luego se combinaron los resultados de los dos estudios para obtener la relación 07:38:55.

Existen varias limitaciones de aplicabilidad del estudio a la vida real, que son ignoradas en gran medida cuando el estudio está citado fuera de un contexto científico y que contribuyen a su mala interpretación. 

Consideraciones críticas de los estudios:

1º- Se basa en un conjunto reducido de palabras registradas, es decir, un contexto muy artificial. 

2º- Las cifras se obtienen mediante la combinación de los resultados de dos estudios diferentes que se combinan de forma inapropiada. 

3º- Se refiere sólo a la comunicación con carga emocional sin compararlo con comunicaciones de contraste.

4º- Las muestras incluyen sólo a las mujeres (sesgo de género)

5º- En los estudios, no se contemplan otros tipos de comunicación no verbal, por ejemplo, la postura del cuerpo.

6º- La muestra poblacional era muy pequeña y por lo tanto no tenía la representatividad exigida.

Desde entonces, otros estudios han analizado las contribuciones relativas de las señales verbales y no verbales bajo situaciones más naturales, aunque son también resultados específicos no extrapolables a la comunicación en general.

En 1970 mediante uso de cintas de vídeo que se muestran a los sujetos, se analiza la comunicación de la actitud sumisa o dominante. Encontrando que todos los tipos de señales no verbales combinados (especialmente la postura del cuerpo) tenía un peso de 4,3 veces el efecto de señales verbales.

En 1992 se analizan comunicaciones observando el estado de felicidad o tristeza, encontrando que las palabras pronunciadas en voz “plana” fueron aproximadamente 4 veces más influyentes que las expresiones faciales que se ven en una película sin sonido.

Con estos dos ejemplos quiero dejar patente que diferentes estudios pueden llegar a conclusiones aparentemente contradictorias dependiendo de la metodología, por ello hay que remitir las conclusiones al ámbito de estudio.

Si recopilamos las publicaciones existentes, podemos afirmar que todo apunta a que la parte no verbal nos resulta de mayor importancia que la verbal, aunque la complejidad de la comunicación hace que sea muy difícil sacar conclusiones válidas de forma genérica, quizás al ser el lenguaje no verbal anterior evolutivamente al habla y siendo en su momento un factor de supervivencia haya construido complejas estructuras cerebrales a lo largo del tiempo que todavía no acertamos a entender.

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