Recomendaciones en gestión del talento
El conocimiento de nosotros mismos «nosce te ipsum» (conócete a ti mismo), que rezaba como inscripción del templo de Delfos dedicado al dios Apolo, es el conocimiento base que marca los «límites» o mejor dicho el campo de juego, eso sí, sin olvidar que en toda relación incluso con nosotros mismos es recomendable dejar un espacio para la sorpresa.
Las emocionalidades dirigidas, favorecen los procesos cognitivos, por lo que son el motor de la memoria y la motivación, que son herramientas importantes para cualquier proceso creativo.
Para aprender a tomar buenas decisiones es necesario vencer el miedo a equivocarse. La actitud proactiva y el cambio continuo son elementos necesarios de automatizar, para reducir espacio al miedo.
Está claro que el tener la capacidad de concentrar todas tus energías en un único objetivo, disminuirá la dispersión de tus fuerzas resolutivas.
Hacer acopio del máximo de información disponible del tema que nos ocupe en todas sus vertientes, nos aproximará al espacio explorado.
La planificación y definición de procedimientos, así como las herramientas de valoración son parte de la preparación necesaria, para ayudarnos a saber cuantificar el trayecto.
Sólo la repetición atenta y la mejora continua (depuración), nos aproximaran a la excelencia.
“la inspiración existe, pero ha de encontrarte trabajando” Pablo Picaso y “el genio es diez por ciento inspiración y noventa por ciento transpiración” Thomas Alva Edison. El trabajo nos aportará la madurez profesional y es el camino a cualquier objetivo, siempre es necesario el esfuerzo para la consecución de una meta.
Reevaluar los espacios de riesgo/beneficio, procurando huir del inmovilismo que generan nuestras zonas de confort.
La escucha activa es una de las actitudes más importantes para reconocer el talento ajeno y por lo tanto el primer paso para poder identificarlo y que juegue en nuestro equipo, ya que no todos tenemos todos los talentos, por lo que es importante tener un buen equipo y cultivar las sinergias internas que mejoren las relaciones personales (inteligencia emocional), ya que estas son el lubricante productivo.
Dedicar tiempo a la «venta» de resultados, lo desconocido no sólo no es bueno, sino que además genera desconfianza y esta es base para ampliar los espacios de libertad en la toma de decisiones.
Utilizar el refuerzo positivo y reconocer las aportaciones individuales, para reforzar la auto estima y cohesionar el grupo.
Mantén firme el rumbo y responsabilízate de tus decisiones, no es bueno tirar balones fuera cuando vienen mal dadas o atribuirse méritos ajenos.
Intenta aumentar tus técnicas de pensamiento lateral, es decir intenta ser disruptivo en las propuestas de pre-evaluación, ya que si pretendemos encontrar nuevos valores, deberemos de explorar territorios inéditos.
Recuerda que el talento no se busca, se reconoce, por lo que si quien pretende encontrarlo no dispone de talento, no podrá verlo ni aunque lo tenga frente a sus narices.
La sociedad también ha transformado sus intereses en mercantiles y especulativos, esto hace que se alteren los valores y como resultado se sea muy permisivo con la mediocridad y muy crítico con la brillantez.
No esconder información, para utilizarlo en favor propio, pues sólo indica un cierto grado de pobreza intelectual y con seguridad evitará que otros puedan aportar nuevas propuestas. Los descubrimientos son resultado de abrir espacios alternativos, por lo que se ha de ser generoso con la compartición del conocimiento.
Otro punto importante es el tempo y escoger el momento para lanzar la propuesta base, pues suele ser de vital importancia casar la idea adecuada al momento preciso.
Evitar el pesimismo, la envidia, el rencor, la paranoia, … ya que el contagio emocional negativo dificulta las relaciones y el ambiente debe ayudar a que no se disperse la atención.
Es muy importante el destino u objetivo “No hay viento favorable, para el que no sabe a dónde va. (Séneca)”, pero cuando hablamos de emocionalidades que arropan un proceso, hay que poner el foco en el camino, porque lo que hago aquí y ahora, construye el futuro: El marketing (gestión de la necesidad), la planificación (gestión del tiempo), el liderazgo (gestión táctica), los recursos (gestión de costes), la estrategia (gestión de la oportunidad), la innovación (gestión del talento), el equipo (gestión emocional), son campos sobre los que la percepción de control y sincronización aporta la fe en las personas y en la consecución de metas.
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