Más allá de la cara de póquer

Cara de póquer

Contribución publicada en MentirapediA el 02/06/2015 

Contenido

  • 1 Cara de póquer 
    • 1.1 Tips
    • 1.2 Clasificación de perfiles en base al comportamiento
    • 1.3 Área de intervención
    • 1.4 Referencias
    • 1.5 Bibliografía

Cara de póquer

La frase hace referencia a la expresión facial que utilizan los jugadores de póquer para despistar a sus compañeros de juego. Es una cara totalmente inexpresiva, impasible, cuyo propósito es ocultar las emociones del jugador que digan relación con el éxito de la jugada o con el posible fracaso. La cara de póquer oculta emociones tanto de alegría, cuando el jugador tiene una mano que augura que sus posibilidades de ganar son altas y con ello impide que sus adversarios se retiren del juego, o a la inversa, la angustia o frustración que provoca una mala racha de cartas.

Ya que vamos a hablar del entorno del juego del póquer en sala, empezaremos por apuntar las jugadas posibles por orden de valor mayor a menor que son:

El autor Joe Navarro conjuntamente con Marvin Karlins en su publicación Léelos y desplúmalos Editorial Sirio (2011) trata todo el comportamiento no verbal de los jugadores de póquer, centrándose en saber determinar una línea base de comportamiento a través de la observación de los rivales, para a partir de ella determinar que nos indica que están mintiendo y poder cazar los faroles o manos débiles. En esta parte más fisiológica es también muy importante, para posteriormente identificar las tres respuestas al miedo de cada individuo, pues el enfrentamiento, la huida o la paralización en este contexto, nos facilitará poder discernir la congruencia de la jugada con esa respuesta y afinar la detección. Además de las aportaciones de este texto he analizado decenas de finales con el objetivo de profundizar en el tema y algunos jugadores tienen tics de delación, pero otros no emiten casi ninguna muestra emocional en el rostro, por lo que los principales indicadores en este particular caso, suelen estar en los movimientos y gestos no faciales. Para quien conozca este ámbito en el mundo profesional se juega primero con las matemáticas que tienen su peso, puesto que se debe de calcular las probabilidades de jugada ganadora superior a la que tengas, de esta forma se valora el nivel de riesgo. Estos cálculos en modalidades como el Holdem Texas se deben de ajustar a la posición que se ocupa en la mesa, el tamaño del bote, el tamaño de la apuesta y al número de jugadores activos, en los estudios se acostumbra a utilizar esta variante del póquer por ser la más común y por darse en ella varias situaciones de reevaluación al apostar cuatro veces en cada juego (preflop, flop, turn y river) y haber hasta cinco cartas comunes visibles (3 en el flop, una más en el turn y la última en el river) además de las dos ocultas que tiene cada jugador en lo que se denomina preflop (inicio). Si hablamos de matemáticas en una mesa de varios jugadores en el principio de la partida son más importantes, ya que la varianza es mayor, pero en la medida que van desapareciendo jugadores se reduce la importancia de las mismas, incluso a nivel profesional varia la importancia dependiendo de la fase del juego como vemos en el gráfico adjunto, cuando la partida se convierte en un “heads-up” (partidas de dos jugadores o cara a cara al final de la partida), la parte de cálculo deja de ser relevante.

Gráfico extraído del libro Doctórate en Texas Hold’em de Charley Swayne Creo que es bueno conocer un poco la situación para entender que la motivación para el engaño es alta, ya que las pérdidas o ganancias económicas ligadas pueden llegar a ser importantes, sobre todo si observamos finales de campeonatos. Esta alta motivación y el estrés hace que la detección del engaño sea u

n tema vital, para los jugadores profesionales que a día de hoy acostumbran a tener “coaches” en comportamiento no verbal que les asesoran y corrigen sus delaciones, para mejorar su juego a base de saber ocultar o engañar al contrincante.

Enlace a videos de finales de póquer que pueden servir para analizar este mundo en su máximo exponente:

http://bit.ly/1QjLydx

Algunos de los jugadores los vemos en ocasiones con gafas de sol, esto es debido a que nuestras pupilas se dilatan cuando ven algo que nos gusta por ejemplo una chica bonita o unas cartas estupendas y hay personas en las que este indicador fisiológico es muy pronunciado, por lo que deben ocultarlo a los otros jugadores. Para intentar pasar desapercibidos y no trasmitir indicadores de ningún tipo en muchas ocasiones se recurre a repetir como si fuera un mantra una sucesión de gestos para cada momento de la partida por ejemplo es habitual jugar con las fichas, ocultar las manos u otro tipo de “ritual” que ayude a la concentración y permita no mostrar emocionalidades que den pistas.

A pesar de que se reduce el campo de detección de la mentira, se puede afirmar que quien mejor controla toda esta parte no matemática sino más bien emocional es quien acaba ganando y para hacerlo seguro que no en todo momento ha tenido las mejores cartas, pero si ha sabido hacerlo creer a su rival.

La situación que se produce en una partida es sumamente interesante para el estudio de la mentira ya que las partidas grabadas en internet ofrecen el conocimiento de las cartas de los jugadores, pues sitúan unas ventanas donde los jugadores ponen las cartas ocultas y estas se leen con una cámara para hacer seguimiento del juego, esto hace que en todo momento sepamos sus jugadas posibles y si sus acciones buscan ocultación, simulación o engaño, es decir si lo que hace tiene por finalidad no mostrar algún indicador que de información a sus rivales o lo que hace es emitir emocionalidades contradictorias o que no se corresponden con sus posibilidades reales.

Aunque a cierto nivel la cara de póquer es muy común hay otros gestos o conductas que de forma inconsciente pueden estar dando la información que contengo en la zona facial como ejemplos tendríamos:

Tips & Tics

Posición del cuerpo: La tendencia es a ponerlo hacia adelante o hacia el último jugador que te hizo perder cuando se tiene una buena jugada e ir hacia atrás o hacia la salida cuando no es tan buena, los pies en estos casos son un indicador complementario a tener muy en cuenta.

Pies:

– Rodeando las patas de la silla (contención)

– Paran de moverse (atención)

– Se entrecruzan (farol)

– Apuntándose entre si (incomodidad o inseguridad)

– Tacones elevados (actuación inminente)

– …

Posición de manos: En ocasiones el cuerpo permanece rígido por la tensión y el control, pero traspasamos los movimientos a nuestras extremidades y las adelantamos o retrasamos con respecto a la mesa de forma inconsciente sustituyendo la contención del cuerpo. Los movimientos rápidos ascendentes al igual que levantarse de la silla son señal de euforia.

Espacio: En ocasiones intentamos intimidar ocupando más espacio o incomodar invadiendo la zona del adversario. Ladear la cabeza: Indica una jugada media, es decir es señal de falta de convicción.

Miradas: Mirar hacia otro sitio es una sutil forma de menosprecio, también se recurre a las miradas agresivas. Las miradas fijas, cerrar los ojos y sobre todo las que se direccionan abajo indican falta de confianza. Fruncir lo labios es un señal de incomodidad con la situación y apretarlos o retraerlos es estrés, morder algo indica inseguridad y humedecerlos con la lengua preocupación. Levantar cejas es síntoma de satisfacción

Orgullo: Si hacemos el típico levantamiento de barbilla nos vemos ganadores Velocidad: Los movimientos veloces suelen indicar seguridad y detrás puede existir una buena mano, justo al contrario de si son lentos o torpes.

Manos:

– Apuntan arriba en cualquier modalidad indica confianza

– Dedos cruzados apretados son síntoma de inseguridad

– Entrelazar en la nuca es una muestra de mucha confianza

– Ojiva es una señal de una mano excelente

– Tocarnos la boca, la nariz, la oreja, el cuello, la otra mano, … lo hacemos cuando nos cuesta mantener los nervios.

– Sobre los ojos no queremos ver (asumimos un riesgo excesivo)

– Ocultas en bolsillos o los pulgares suelen ser indicador de mala mano, siempre y cuando no tengamos efecto de brazos en jarra.

– …

Tirar las fichas: hacía arriba es señal de confianza.

Este baile psicológico hace del póquer una actividad de interés, en la cual la mentira es una herramienta necesaria a la hora de conseguir resultados de éxito. Hay que tener en cuenta que los indicadores enumerados parten de la observación y algunos de ellos nos resultaran familiares, pero carecen de significado de forma aislada, la lectura de la totalidad de canales así como la interpretación del contexto es necesaria, ya que algunos de estos indicadores que tienen mayor popularidad son utilizados como señuelo, por ejemplo en ocasiones alguien se toca la nariz para que su rival crea que puede estar mintiendo o se muerden la lengua para aumentar su tensión o miran la luz para contraer la pupila o piensan en algo agradable que les pasó el día anterior, etcétera, por lo que es recomendable no sacar conclusiones precipitadas. Los jugadores profesionales estudian a sus rivales a nivel comportamental para saber sus tendencias de juego por ejemplo cuando un jugador concreto en mesa de más de cinco jugadores se le vuelve a subir la apuesta en el turn y se retira el 85% de las veces, nos dice que sin cartas buenas sólo tenemos un 15% de posibilidades de perder volviendo a subir la apuesta en esa posición, por lo que en esta situación nuestra trasmisión de confianza puede ser real pese a tener una mala mano, porque se sustenta en información que no está basada en las cartas que nos hayan tocado, pongo este ejemplo para que pueda apreciarse la complejidad que puede llegar a tener un buen análisis.

Clasificación de perfiles en base al comportamiento

Novato (fish): Jugador poco experimentado, se nota que no aprovecha adecuadamente sus posibilidades, tiene un comportamiento caprichoso. Los profesionales (shark) intentan identificarlos ya que son víctimas fáciles para aumentar la cantidad de fichas (stack).

Pasivo: Se caracteriza por no iniciar las apuestas y no incrementarlas, permanece a la espera y acostumbra a responder igualando las iniciativas de otros.

Agresivo: Cuando percibe que por la posición en la mesa o cualquier otro tipo de circunstancia tiene ventaja, inicia la apuesta o la incrementa, no obstante sus apuestas están calculadas al igual que su nivel de agresividad.

Pasivo-Agresivo: En ocasiones para provocar mayor desconcierto en los rivales se adopta este perfil que conmuta entre los dos anteriores, normalmente dependiendo de parámetros que el jugador establece, a los cuales como cualquier jugador añade el “farol” para dificultar la lectura de su estrategia a los adversarios.

Súper-agresivo: Inicia los ataques desde cualquier posición y se caracteriza por hacer apuestas muy altas o apostar todo (allin) haciendo que sus rivales abandonen si no tienen una mano muy fuerte.

Yoshihiro Tasaka

Pese a existir este tipo de perfiles que intentan ser la piel externa del jugador, hay diferentes motivos que les hacen entrar en lo que se conoce como “tilt”, por ejemplo tener una mala racha de cartas, haber perdido con un jugador más débil de forma reiterada, perder la concentración, dejarse afectar por alguna situación externa, etcétera. El tilt es un estado de afectación emocional en el que se es más vulnerable a cualquier tipo de estrategia pues perdemos esta capa externa que da consistencia a nuestro comportamiento y esto hace que bajemos nuestras defensas frente al engaño. Se debe de reconocer esta situación de forma rápida y tener una estrategia que te devuelva a la normalidad o un plan B para engañar sobre tu estado, ya que se emiten señales que los otros jugadores no dudaran en utilizar en tu contra.La observación es la base primera, debemos de recoger datos sobre las conductas, las costumbres, las posiciones, las cartas, …. después debemos de analizar los datos conocidos nuestros tanto privados como los que nos haya interesado desvelar a los demás, con todo esto es bueno elaborar una estrategia y planificar su ejecución a lo largo de las diferentes fases del juego, de esta forma podremos no dispersarnos y centrar la atención en la ejecución, reevaluando cualquier detalle e intentando valorar su impacto en el conjunto.

En esta actividad no se puede separar el comportamiento del engaño en cualquiera de sus modalidades, pues a lo largo de una partida tenemos que decidir cuánto mentimos, cuando y a quien, teniendo en cuenta que la mentira es parte del juego y la capacidad de detectarla nos puede hacer ganadores. Cuando se detecta algún tic de delación en otro jugador no debe de hacerse evidente su descubrimiento para que no haya corrección en el adversario y utilizarlo de forma puntual aunque se tenga la tentación de hacerlo de forma continuada.

Las partidas son largas y en ellas se habla de otros temas para distensión de los jugadores, en base a la introversión o extroversión también podemos recoger información valiosa, pues como bien sabemos es más fácil la evaluación verbal que la interpretación de los canales del comportamiento para descubrir la veracidad y saltar de verbalizaciones supuestamente ciertas a engañar o de una narración falsa a otra falsedad diferente, supone un alto esfuerzo en la actividad cognitiva, por lo que observaremos cambios en las velocidades de verbalización, errores de vocalización, construcciones incorrectas, carraspeos, tragar saliva, cambios de ritmo, cambios de volumen, alteración del tono y el timbre, etcétera. Los profesionales saben que la naturalidad o la constante variabilidad es importante para aportar el mínimo de información relevante por ese motivo muchas veces se observa como algunos jugadores que empiezan de forma muy extrovertida van progresivamente cambiando en la medida que hay menos jugadores en la mesa hacia una actitud más contenida, concentrándose de forma más intensa en el juego.

El índice de mentira es más alto a los inicios de las partidas ya que la motivación es más alta en consonancia con las posibles pérdidas que son menores y con la posibilidad de que al haber más jugadores tenga más posibilidades de encontrar para los que mi imagen resulte creíble, pero a medida que quedan menos jugadores cambia la mentalidad y ya no se valora que se pierde menos, sino que puede ganarse más, si se consigue avanzar todo lo posible, razón por la que se producen cambios importantes que acostumbran a hacer descender el número de mentiras, pero no podemos generalizarlo a todos los perfiles, pues en los más agresivos se produce el efecto contrario. No son pocos los jugadores que sin conocer el método Stanislavski recurren a recuerdos de emocionalidades para cambiar su expresión y utilizar esta simulación para que su rival interprete estados emocionales no coincidentes con la situación real y de esta manera obtener ventaja, pero si no se domina puede ser contraproducente ya que se adivinaría nuestro intento de engaño dejándonos al descubierto.

Área de intervención

La alta competición de póquer es muy exigente y los jugadores deben de soportar niveles de estrés muy elevados, en competiciones maratonianas, por lo que es un medio donde el control emocional se hace más difícil y el cansancio hace mella sobre las estrategias planificadas. El coaching del comportamiento no verbal está entrando con fuerza en este campo para trabajar en dos direcciones la auto gestión y el análisis de los rivales.
La auto gestión debe de comenzar por la obtención de la grabación de alguna partida para hacer un análisis profundo de comportamiento no verbal que aporte conductas a modificar y conductas a incorporar.

automatismos de delación que deben de trabajarse mediante la ejecución consciente, si los entrenamos como conscientes al activar los mismos caminos neurológicos que utiliza el inconsciente, nos aproximará a poder controlarlos.

conductas a incorporar, se deben de repetir hasta automatizarlas, para que parezca natural su ejecución, en ellas se pueden incluir técnicas de distracción, de desequilibrio, de engaño o de pérdida de tiempo y parámetros para elegir el momento de ejecución.
El análisis de los rivales puede empezar por mostrar el trabajo hecho con de la grabación del jugador, para que vea hasta donde se puede llegar, para a partir de este punto informar de cuales son las formas de interpretación y hacerle entender que parte del entrenamiento es conocer al rival, no sólo el perfil comportamental que nos sugiere sus estadísticas matemáticas, sino analizar vídeos o pedir su análisis, para tener toda la información posible para poder utilizarla en el momento adecuado. En ocasiones aunque se sabe algo que nos da ventaja, sólo se utiliza de forma muy distanciada, para que el oponente no sospeche y cambie sus comportamientos.

Referencias

En el documento “Definig deception”, Jaume Masip et. al, utilizan el siguiente ejemplo para explicar el concepto: en una partida de póquer uno de los jugadores recibe su tercer as, hay mucho dinero en juego y percibe que sus posibilidades de ganar esa mano son muy altas, de modo que está muy contento. “No obstante (describen los autores), sería indeseable mostrar a los otros jugadores esta alegría, de modo que procura reprimir toda expresión facial de la misma”, mostrando lo que se denomina “cara de póquer”.

En su libro “Cómo Detectar Mentiras”, su autor Paul Ekman también hace referencias al respecto diciendo que en el juego de póquer si un jugador se entusiasma con la perspectiva de llevarse una suma importante de dinero porque ha recibido muy buenas cartas, deberá disimular su alegría si no quiere que el resto de los jugadores se retire del juego en esa vuelta. Si intenta otras soluciones sería peligroso pues si pretende parecer decepcionado por las cartas que le tocaron, el resto podría pensar que no tiene buen juego “y que se irá al mazo en vez de continuar la partida. Por lo tanto, tendrá que lucir su rostro más neutral, el propio de un jugador de póquer.

Bibliografía

  • Navarro, J. (2011). Léelos y desplúmalos. Málaga: Sirio.
  • Swayne, C. (2011). Doctórate en Texas hold´em. Madrid: EDAF S.L.
  • Ekman, P. (2009). Cómo detectar mentiras. Una guía para utilizar en el trabajo, la política y la pareja. (Paidós ed.). Barcelona: Espasa Libros S.L.
  • Masip, J., Garrido, E., & Herrero, C. (junio de 2004). Anales de psicología. 20(1), 147-171.

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