Mentira adaptativa
Existen tres modelos que definen la tipología de la mentira que son el patológico, el criminológico y adaptativo. El patológico sería el mentiroso que tiene automatizado el comportamiento de forma inconsciente y miente de forma compulsiva, el criminológico es el que busca eludir responsabilidades de daño a terceros y por último el adaptativo es el más común y busca conseguir beneficio.
Todos nosotros podemos llegar a mentir en cada uno de los tres modelos, por ejemplo en una entrevista de trabajo que no esté bien preparada el estrés puede hacernos mentir de forma compulsiva sin llegar a la patología ya que el efecto es temporal, al asumir otro rol que se diferencia del nuestro habitual se añaden mentiras innecesarias por inercia, cuando rememoremos la actuación no daremos crédito a nuestro comportamiento. También por encubrir a un hijo podemos llegar a incurrir en mentiras criminológicas y como es evidente de forma habitual mentimos adaptativamente, teniendo en cuenta que cualquier persona normal miente unas tres veces cada diez minutos, según estudios de la Universidad de Southampton, Reino Unido, por cierto a esta cifra deberíamos sumar las exageraciones y omisiones.
Si tendría que definir de forma simple que es mentir, diría que es comunicar de forma no coincidente con nuestra experiencia y la causa es conseguir un beneficio o evitar un perjuicio material o psicológico.
Para poder mentir bien creo que el método Stanislavsky que se usa en las artes escénicas puede ser apropiado, se recuperan emocionalidades de momentos vividos que coincidan con las del mensaje que queremos trasmitir y sincronizamos emociones recordadas por todos los canales de nuestros sentidos con las verbalizaciones hasta que automaticemos el mensaje cognitiva y emocionalmente, la práctica nos dará la cadencia y congruencia para que resulte creíble.
La gestión emocional entendida desde el punto de vista saludable la divido en cuatro fases:
Los modelos existentes pueden corresponderse con problemas conscientes o inconscientes sobre alguna/s de las fases.
Las mentiras adaptativas pueden suceder desde la propia percepción, ya que la atención y observación, dependiendo de si son dispersas o focalizadas, provocan resultados con importantes sesgos como la ceguera al cambio o el recuerdo selectivo, en las que nuestro cerebro al recordar complementa la información para dar continuidad a las lagunas que aparecen, por eso es muy importante tomar testimonio lo más próximo a un suceso, pues el tiempo también provoca el deterioro del recuerdo y la aparición de nuevos olvidos. Sin mucha consciencia además si estamos en contacto con otros testigos y oímos narrar los hechos, incorporaremos como propios los que encontremos más convincentes, las personas que toman declaración conocen este tipo de efectos que conducen a un tipo de mentiras que se pueden considerar adaptativas, pues buscan evitar la percepción de falta de competencia o imprecisión y dar nexos de consistencia a la historia recordada.
En la fase de comprensión y regulación también puede haber mentiras adaptativas, es decir pese a que nuestros sentidos no nos traicionen interpretamos filtrando la información con sesgos personales que inician una distorsión empática y antipática buscando la auto-confortabilidad que produce que los valores encajen a nuestra imagen y semejanza, es posible que todo lo que consideramos neutro o carente de valor según nuestra escala sea lo primero que se desvanezca en el tiempo, ya que el recuerdo está ligado a la motivación y a la emocionalidad.
La trasmisión va unida al recuerdo y a la reconstrucción, por lo que nuestro interés comunicativo aquí hace aparecer dos vertientes de mentira adaptativa, la primera es la de re-reconstruir desde el punto de vista de la defensa de nuestros intereses, con consciencia de que manipulamos. La segunda sería la que vamos destacando o menospreciando lo que comunicamos al pasarlo por nuestras creencias, limitaciones, valores y todo tipo de filtrajes personales de encaje, este tipo de manipulación es más inconsciente y va unida a nuestra personalidad automatizada.
Después de toda esta disertación creo que queda claro que soy de los que piensa que todo el mundo miente y que la verdad es una anormalidad comunicativa que va unida a la neutralidad o desinterés de lo observado, la honestidad parte del conocimiento de uno mismo y del control de los sesgos personales para poder eliminarlos en la medida de lo posible y realizar un meta análisis desde una posición externa que goce de la distancia emocional necesaria para hacer una valoración y evaluación consciente.
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